¿Denunciar al banco que me ha dejado en la ruina? “Imposible, la banca siempre gana…” Es el pensamiento más generalizado entre quienes sufren abusos por parte del sistema financiero, el de quienes descubren con amargura que en su día no leyeron –o no comprendieron bien- el contrato que firmaron y ahora se han quedado sin ahorros o sin casa.
Lo de la letra pequeña, ya se sabe, suele esconder sorpresas desagradables, sobresaltos que en el caso del ámbito financiero conllevan enormes disgustos. Así le ocurrió a una octogenaria valenciana que invirtió –siguiendo el consejo de su entidad, la CAM- en bonos del banco de inversión Lehman Brothers. A pesar de las reiteradas advertencias de la anciana avisando de que no quería arriesgar sus ahorros (134.395 euros), la firma la convenció para que realizara esa inversión y ella terminó perdiendo el dinero.
Esta anciana tenía una amiga que había ganado un caso contra Bankinter por una inversión ruinosa en un banco islandés y decidió recurrir a su mismo abogado para plantarle cara a la CAM. Y ganó. Ambas han sido las primeras sentencias firmes dictadas en sus respectivos ámbitos en España.
Ese abogado, Jaime Navarro, explica a El Confidencial cómo los bancos “te hacen firmar contratos detalladísimos, de 40 o 50 folios”, cuando se pide un préstamo y sin embargo, cuando se trata de realizar inversiones “sólo te dan una o dos hojas de información, un miserable documento que no habla de nada”.
En su opinión, esta “desigualdad clamorosa” supone una injusticia, “máxime cuando los bancos han recibido ayudas públicas” y pone en evidencia la “lamentable” actitud de la banca para con sus clientes. Un sector que además no quiere ni oír hablar de pactos amistosos y ante el acercamiento de los abogados muestra una “cerrazón total” y una gran “prepotencia”.
Navarro no lucha en solitario contra los abusos de las entidades financieras.Antonio Flores Vila, abogado del despacho Law Bird de Marbella, ha impulsado una querella criminal ante la Audiencia Nacional contra diez bancos internacionales por delitos de estafa y defraudación contra la Hacienda pública, de los que habrían sido víctimas unas ochocientas personas en España.
Pensionistas asustados por su banco
Las presuntas infracciones que se le imputan a estas entidades bancarias (escandinavas, suecas y británicas) son delitos continuados de publicidad engañosa, estafa, defraudación contra la hacienda pública, y falsedad ideológica en documento público. Como explica el propio Flores a El Confidencial, estos bancos se dedicaban a “asustar” a los pensionistas ingleses diciéndoles, entre otras cosas, que el impuesto de patrimonio español es “extorsionador” e “‘insolidario”, para justificar que sus hipotecas inversas fueran trasladadas a paraísos fiscales (principalmente Luxemburgo).
“A algunos de nuestros clientes les han ‘perdido’ hasta el 80% de su inversión, eso no lo consigue ni Madoff robando”, denuncia Flores, que se confiesa “más cómodo” trabajando “del lado del consumidor”.
En la misma línea trabaja Juan Ignacio Navas, co-fundador del despacho Navas & Cusí y cuya especialidad es desde hace años “la vigilancia de códigos de conducta en las entidades financieras”. Él cree que la falta de información por parte de los bancos hacia sus clientes es, más que una mala praxis, una conducta bastante extendida que consiste en “no ser totalmente conscientes de su deber de información”.
Los principales errores atribuibles a la actitud general de la mayoría de los bancos son, en su opinión, el de omisión de información sobre los posibles riesgos, del deber de transparencia y la falta de diligencia en el cuidado de los intereses de los clientes, aunque él cree que se ha incurrido en ellos “sin ánimo de hacer daño”.
La banca también pierde
Navas recuerda que “en muchas ocasiones es el banco el que pierde”. “En el caso de que sea incorrecta la actividad de intermediación de los bancos, éstos pagan sus errores, y eso les puede salir muy caro”.
Y más ahora que parece que la gente empieza a ser más consciente de sus derechos. Muchos de los clientes extranjeros del despacho marbellí, cuenta Flores, se sentían engañados y se preguntaban cómo no se habían dado cuenta del fraude antes de perder sus ahorros. Las ancianas a las que defiende Navarro se sentían desamparadas ante el gigante financiero, como David contra Goliat.
Pero a la vista está que es posible ganar, y que “si se tiene razón hay que luchar porque si no, nunca cambiarán las cosas”, confirma el abogado. “Ahora que hay varias sentencias firmes y están teniendo algo de eco mediático, esperemos que la gente se desprenda de ese temor reverencial que tiene la sociedad a los bancos. Hay que pensar que se puede ganar”, zanja.
Para ello Navarro ha redactado una guía dirigida a aquellos que se encuentran algo perdidos pero están dispuestos a “exigir responsabilidad a las entidades bancarias que sí tienen obligación de dar debida cuenta de la gestión de su dinero”.
La primera recomendación de la mayoría de los expertos es la de intentar negociar con el banco, aunque, dado que hasta ahora este abogado no ha tenido “ningún éxito en los intentos de acuerdos amistosos”, es muy probable que el cliente que se sienta injustamente tratado tenga que recurrir, efectivamente, a esta guía y a los servicios de un letrado.