Decenas de millones de euros con forma de esqueletos de hormigón o boquetes inmensos se desperdigan por toda nuestra geografía. Urbanizaciones desérticas, pistas de esquí en medio de la nada, parques acuáticos sin toboganes ni bañistas, u hospitales que se quedaron en las intenciones y en agujeros presupuestarios. Son postales que forman un paisaje imposible de borrar.
Por toda la Región de Murcia surgen urbanizaciones sin terminar de construir, un paisaje que se repite por casi todo el litoral español. Francisco es uno de los 1.500 vecinos que compraron una de estas ruinas contemporáneas. Un vendedor de melones metido a promotor fue el impulsor de Trampolín Hills. Según uno de los técnicos de urbanismo éste es sólo uno de los ejemplos de empresarios que se aprovecharon de una recalificación prevista para construir ochocientas mil viviendas.
Parque acuático a lo grande en Jaén
Jaén queda lejos de la playa, quizá por eso se consideró necesario un parque acuático a lo grande. Se invirtieron nueve millones de euros en rampas, desniveles, vasos de piscina y restaurantes. Cuando llegó la siguiente corporación municipal paró las obras. Hoy es un secarral parecido, según los vecinos, a la “cantera de los Picapiedra”.
El ocio también era el destino de los diez millones de euros que se invirtieron en Villavieja del Cerro (Valladolid). El presupuesto inicial se dobló porque “encontraron un material nuevo y mejor”, según uno de los responsables de la Diputación. Ahora hay que derribar la pista de esquí sin haberla estrenado: fue construida sobre un monte quemado, algo ilegal.
En Madrid se realiza periódicamente una visita guiada por lo que pudo ser y no ha sido, o lo que fue pero duró poco tiempo. Tal es el caso de la estación y las vías de Cercanías que llevaban al Parque Warner. La estación está cerrada 10 años después de su inauguración y la catenaria desmantelada para que no la roben. En el mismo recorrido se ve la costosa cimentación de un rascacielos que nunca se levantó.