Un enorme cartel publicitario en la ladera de la montaña daba la bienvenida a Marbella. “Bienvenido a territorio MacAnthony”. MacAnthony es Darragh MacAnthony, un halcón del negocio inmobiliario nacido en 1976 en Dublin que desde la Costa del Sol vendía promociones en España, Bulgaria, Marruecos, Turquía o Cabo Verde. En el Reino Unido es famoso por tuitear contra los futbolistas del club que posee, el Peterborough United, en la tercera división inglesa, pero en la Costa del Sol lo conocen las decenas de británicos que le han denunciado por estafa con las promociones inmobiliarias con las que, dicen, les sacaba el dinero. Denuncian que la sociedad de MacAntonhy se esfumó de la noche a la mañana gracias a un nonagenario que asumió la titularidad llamado Fernando A. del Olmo, sobrino del asesor fiscal de la ‘jet’ investigado por seis juzgados Joaquín de A.. Fútbol profesional, Marbella, testaferros, Papeles de Panamá… Aquí no falta de nada.
El juzgado de instrucción 4 de Marbella investiga desde 2011 a MacAnthony y a su sociedad MacAnthony Reality International Spain. Decenas de británicos se querellaron contra él por estafa, blanqueo y apropiación indebida. Denuncian que les vendía casas en lujosas promociones prometiendo “una revalorización anual del 15%”. Aseguran que no solo cobraba anticipos por las viviendas, que en unos casos no llegaban a terminarse, sino que les cobraba otros servicios auxiliares con otras empresas. “MRI Lifetime, que es un servicio de instalación y mobiliario de los apartamentos, costaba 265 euros al año. Sorprende que les haga pagar por la instalación de muebles y el mantenimiento de la vivienda incluso mucho antes de que la misma esté construida”, sostiene la querella del abogado Sergio García Bravo, que su sumó al procedimiento el verano de 2016.
La maraña ‘offshore’ de A.: seis juzgados cercan al asesor de la ‘jet’
El pleito lo comenzó el abogado Luis Fernando González, del despacho Lawbird, especializado en Marbella a defender a británicos de las múltiples estafas que han sufrido. En nombre de 49 compradores les denunció por apropiación indebida y/o estafa por unos muebles que, decían, nunca llegó a proporcionarles y por los que reclamaban 492.495 euros.
El abogado de MacAnthony, Enrique Fernández de la Lama, resta importancia al asunto: “Es la reclamación de unos clientes por la compra de unos muebles. Ya hemos justificado que fue porque llegó la crisis inmobiliaria. Fue a pesar de haber invertido más dinero del que se recibió de los clientes”. Este considera que lo lógico es que el procedimiento penal se archive y la reclamación siga otro curso.
Los demandantes no solo iban contra Darragh MacAnthony. Se dirigían también contra un hombre de 90 años llamado Fernando A. del Olmo. Sostenían que era “formalmente el administrador único de la mercantil Inmobiliaria Vasco Peruana, la cual es, a su vez, también formalmente, la administradora única de la española MacAnthony Reality International Spain” (MRIS). Señalaban que dada la falta de movimientos económicos de la Inmobiliaria Vasco Peruana esta daba la impresión de ser “una empresa meramente instrumental”.
El argumento del abogado González es que MRIS desapareció en esa empresa para que no hubiera a quién reclamarle el dinero. Y que A. era solo un hombre de paja al que jamás se lo podrían reclamar responsabilidades. MRIS quedó liquidada en 2012. En un columpio de altas y bajas en el registro mercantil, la sociedad estaba en manos de Inmobiliaria Vasco Peruana SAC desde el año 2005. Esta sociedad tiene sede en Perú y, aparentemente, no tiene ninguna conexión con Macanthony.
Sin cartel en la puerta
La declaración de Fernando A. en el juzgado confirmó que efectivamente él tenía poco que ver en el negocio. Allí afirmó “que un sobrino suyo es asesor de MRIS y le invitó a tener un cargo como director de esta empresa para agilizar los trámites de esta ya que los socios de la entidad no residían en España y él sí”. Añadió que “por este cargo le pagan 600 euros al mes y que su sobrino se llama Joaquín de A. “ y admitió que “escapa a su control la actividad real de la empresa MRIS”, que él confió en su sobrino, que era quien le decía dónde tenía que firmar.
Los vínculos entre MacAnthony y Fernando A. llegan a las Seychelles
El nombre de Joaquín A. quedó colgando en esa declaración. Nadie tiró del hilo. Era el asesor fiscal de MRIS y el que nombró a un nonagenario para que firmara. En otros seis juzgados de Cádiz y Madrid hay huellas de A., aunque en esos sí está siendo investigado, según una investigación de El Confidencial. Se trata de un inspector de Hacienda en excedencia y asesor fiscal de la jet. Está investigado por ayudar a miembros de la buena sociedad madrileña a fingir su residencia fiscal en el exterior, como tres hermanos Cotoner, tres hijos del exjefe de la Casa del Rey, y Enrique Maestre Cavanna, hijo del promotor Tomás Maestre. Según la investigación sobre el desvío de fondos públicos del dinero de la Bahía de Cádiz, Fernando A. era utilizado como testaferro habitual por Joaquín A.. La dirección de varias sociedades en las que participa la peruana en España es calle Azulinas 7, en Madrid, local identificado como centro de los negocios de Joaquín A. en Madrid.
Cuando los abogados de los denunciantes de Marbella fueron a Madrid a ver la sede desde la que supuestamente se controlaban las inversiones en la costa vieron un portal anodino sin cartel en la puerta. Nada que ver con la pomposa sede de MRIS en Marbella años antes, ante la que a menudo estaban aparcados coches de lujo. El abogado de MacAnthony, Enrique Férnández de la Lama, ve perfectamente lógica la relación: “El sobrino de Fernando A. le llevaba temas fiscales y como no estaba aquí en España puso en el consejo de administración a Fernando, pero no ha tenido nada que ver como MRIS”. Este sostiene, en contra de los denunciantes, que la Inmobiliaria Vasco Peruana no tiene nada que ver con las firmas de MacAnthony.
“Pasadlo a Mossack Fonscea”
El mismo papel de ‘prestanombre’ para la red societaria de su sobrino es el que Fernando de A. tiene en las decenas de sociedades registradas en paraísos fiscales y creadas por el despacho de abogados Mossack Fonseca, a cuya base de datos este diario tiene acceso en el marco de la investigación de los Papeles de Panamá. En medio de los once millones de documentos que la componen es donde se halla la conexión ‘offshore’ entre A. y MacAnthony.
Los vínculos entre MacAnthony y Fernando A. no se limitan a que el nonagenario pasó a controlar formalmente la inmobiliaria de Marbella. Se replicó idéntico a miles de kilómetros de distancia, en las islas Seychelles. El nombre de Fernando figuraba como accionista de la sociedad Jaguar Capital Limited hasta 2005. En 2006, esta compañía se utilizó para abrir una cuenta bancaria en Suiza a nombre de Natalie MacAnthony, la esposa de Darragh. Lo mismo hicieron ese año con cientos de sociedades para burlar un actualización de la ley europea sobre secreto bancario. La mujer del magnate del fútbol figura como “beneficiaria final del 100%” de la sociedad incluso en documentos de 2015.
El mismo Darragh intervino para agilizar los trámites. En un correo de finales de 2013 pide a su asesor que “pase los documentos a los de Mossack Fonseca, para asegurarnos de que todo esté bien hecho”. Y es que la sociedad tenía un fin declarado, gestionar una propiedad en Ascot, a las afueras de Londres. En marzo de 2016, la propiedad se vendió por 2,3 millones de libras, algo más de 2,6 millones de euros.
El imperio de MacAnthony en la Costa del Sol es historia. Pero sus perseguidores son tenaces. Los abogados de Lawbird han encontrado la mansión que posee en Marbella, un enorme chalé de 2.500 metros en una parcela de 8.000 en la Sierra blanca. La llaman el mirador, por las vistas, y está a nombre de una sociedad. “¿Si las inmobiliarias quebraron y no pudo pagar a los que le compraron los muebles cómo se está pagando esa mansión? ¿Quién paga esa hipoteca?”, se pregunta el abogado Luis Fernando González, que critica las maniobras societarias de MacAnthony, que no llevó sus empresas a concurso de acreedores. Estos recuerdan el gusto por el dinero de MacAnthony con una declaración de hace unos años: “Estaría desolado si en cinco año no atesoro un patrimonio de al menos mil millones de euros”.